VENEZUELA ES MERCADO DE ROPA BLINDADA

En Caracas están tres de los cuatro distribuidores de estas prendas

Navegando en el ciber espacio encontramos este interesante artículo del el diario El Nacional,  escrito por sobre la  María Isoliett Iglesias, sobre el blindaje de ropa. lo compartimos a continuación. 


Basado en datos estadísticos que publicó CNN, Miguel Caballero indica que Venezuela es uno de los países en el que las personas tienen mayor riesgo ante la delincuencia. "No lo digo yo, lo dijo ese canal según unos estudios que presentaron... yo lo que sí puedo decir es que Venezuela es el cuarto país en consumo de nuestros productos en Latinoamérica", explicó.

El producto que Miguel Caballero franquicia es ropa blindada para aquellos que se sientan expuestos y no puedan presentarse ante la opinión pública, por ejemplo, con chalecos antibala visibles. En Caracas hay ya tres distribuidores autorizados del producto. Existe un cuarto que está en Ciudad Ojeda. Esos son los cuatro que pueden vender toda la línea que diseña Miguel Caballero en Colombia.

Uno de ellos es José Miguel Guevara. A su juicio, que este tipo de bienes consigan mercado en este país es una clara muestra de que la inseguridad ha aumentado. "El mercado de la ropa blindada ha tomado auge porque la inseguridad está muy fuerte. Ya dejó de ser un lujo porque anteriormente el blindaje de carros y prendas de vestir lo usaban solo personalidades, y ahora no, mucha gente lo comenzó a ver como una necesidad. Invierten en esto porque se sienten muy expuestos", explicó Guevara.

Según su experiencia de dos años comercializando ropa blindada, cada día son más frecuentes las llamadas de personas interesadas en las prendas. "Solo que los precios siguen siendo muy altos y no todo el mundo puede costearlos. Sin embargo, las ventas no han dejado de registrarse aunque con sus altas y bajas. Hay muchas personas que usan esos productos no solo para ellos, sino para sus escoltas", dijo Guevara.

De acuerdo a su experiencia, lo que más se ha vendido en Venezuela son chaquetas y camisetas tipo franela que se usan como underweare. También chemises. "Buscan cosas que se puedan usar con más frecuencia que una camisa por ejemplo, pues eso implicaría tener más de una prenda y no muchos pueden darse esos lujos", dijo.

Otros de los distribuidores quienes prefirieron no identificarse, dijeron que en efecto el mercado fluctúa, pero que las ventas no han dejado de darse. Entre las prendas que han llegado a Caracas figuran guayaberas blancas y rojas, por ejemplo. Según se pudo conocer, los empresarios privados suelen ser clientes de este tipo de productos, pero hay personalidades del sector público que, al parecer, también son consumidores de la ropa blindada.

Aunque son prendas pesadas -una camisa alcanza hasta tres kilos y medio-, al ser colocadas no se siente. Además, la tela ha sido diseñada para que no dé calor. La línea VIP, por ejemplo, fue hecha con material termorregulador que mantiene la temperatura entre 13 y 17 grados. Esas prendas son las más costosas.

Medidas de seguridad

Este tipo de ropa no se le vende a todo el mundo. Aquellos que decidan comprarlas son chequeados en sistemas de seguridad con protocolos internacionales para saber si son personas con antecedentes o requeridas. "Trabajamos con protocolos de seguridad como Iso9000 y con listas actualizadas que nos muestran los requeridos a nivel mundial. La ropa no se le vende ni a terroristas ni a narcotraficantes", indicó Miguel Caballero.

Las prendas salen numeradas con códigos únicos, por ende no pueden ser duplicadas, aunque en Venezuela se presentó el problema en la falsificación. "Hace dos años nos pasó, por eso es importante que los clientes se den cuenta y tengan cuidado. En la página web, www.miguelcaballero.com, se da cuenta de quiénes son nuestros distribuidores autorizados", agregó Caballero.

Guevara por su parte, auguró que el mercado de la ropa en un año o dos, máximo, será mucho más abierto, tal y como pasó con el blindaje de carros, si no se toman medidas para atacar la inseguridad. "Las llamadas cada vez son más frecuentes, y no faltará mucho para que los chinos comiencen a producirla y a venderla. La gente empezará a invertir