AYUDATE, QUE YO TE AYUDARÉ


En la Revista DOMINICAL del pasado 12 de septiembre, en la sección, “La Acera de Enfrente” del psicólogo César Landaeta, hay una carta de un padre preocupado por las agresiones en las escuelas y su angustia por haber criado a sus hijos bajo el precepto de rechazar la violencia. El doctor, le ofrece su acertado consejo, como siempre y en una de las líneas dice “Enséñales a defenderse, pero sin aumentar la escala de agresividad en la que vivimos”.

Una cosa es vivir bajo la filosofía de la no violencia, pero otra muy diferente es ser una víctima resignada ante cualquier agresión. Hasta los yoguis (practicante del yoga) reconocen la necesidad, de sacar a flote el instinto de supervivencia ante una situación de riesgo extremo.

Otra cultura que reconoce, que la violencia no es el camino, es la China. Su historia lo confirma; tanto que para aprender Kun Fu primero hay que respetar a la otra persona. “El Kung fu no se trata de pelear, sino de ayudar a las personas", asevera el Maestro Wu Gang, quien entrenó a los jóvenes actores de la nueva versión de Karate Kid. De hecho es una de las lecciones que se transmiten en la película.

Hasta Dios dijo en alguna parte “Ayúdate, que yo te ayudaré”. El bien más preciado de cualquier persona es su integridad física, la vida; entonces protegerla es la prioridad.

Sin ánimos de entrar en diatribas filosóficas, religiosas o morales, nuestro tema de reflexión gira en torno a la defensa personal y su importancia.

La DEFENSA como tal, es una parte, una herramienta, una acción, un sistema que se usa para proteger a algo o alguien de un peligro. Encontramos así la defensa del auto, el proceso jurídico de la defensa, las defensas biológicas de la naturaleza y la DEFENSA PERSONAL; un conjunto de técnicas que tienen como objetivo detener o repeler una acción ofensiva llevada a cabo contra la persona.
Tenemos dos escenarios en los que se plantea la Defensa personal: El Militar, de gran poder ofensivo (hasta letal) y El Civil, que intenta reducir al adversario de manera segura.

Los fundamentos en los cuales se basa la defensa personal, están reflejados en deportes o variedades de artes marciales. La técnica principal corresponde a los golpes únicos en zonas específicas del cuerpo; luego siguen las patadas, tumbar al oponente e inmovilizarlo. Además hay una gran cantidad de instrumentos, que funcionan para el mismo fin, como los bastones eléctricos y el gas pimienta entre otros. El objeto es neutralizar al agresor y darle a la víctima la oportunidad de huir.

Prevenir es la mejor defensa personal, sin embargo cuando a pesar de las prevenciones, se es víctima de una agresión, lo ideal es reaccionar aplicando algunas de las técnicas antes descritas. El problema está en, que si no conocemos esas técnicas a cabalidad o no estamos seguros al momento de la verdad, lejos de ayudar podría perjudicarnos aun más. Por ello es muy importante crear conciencia, aprender primero a tener Seguridad Personal y luego tomar clases de Defensa Personal.

Las reservas de muchos, es que creen que para hacer este tipo de talleres hay que tener ciertas condiciones física, experiencia en deportes o una cinta de algún color, cuando en realidad el único requisito es apreciar la vida propia y querer aprender.

Chiquitos(as), flaquitos(as), viejitos(as), gordos(as), miopes, incluso con algún defecto físico evidente, son los candidatos el hampa para ser víctimas de sus fechorías.

¿Qué le hace pensar que no es precisamente el requisito, para aprender a defenderse?

Hasta una próxima entrega.